viernes, 18 de mayo de 2018

¡Boom! y taller de robótica

Bienvenidos de nuevo, mis pequeños pensantes. En el día de hoy os traigo una entrada muy parecida a la anterior, y es que esta entrada también va relacionada con el Pensamiento Computacional y la programación. En esta ocasión también os hablaré de un evento muy  interesante al que pude asistir, el cual me recordó mucho a las actividades que hicimos en mi instituto.

¡Bueno, vamos al tema que me voy por las ramas! La primera actividad de la que os voy a hablar es sobre Scracth, el cual recordaréis de mi entrada anterior (os vuelvo a dejar el enlace, por si no habéis leido mi otra entrada). En esta actividad se nos planteó recrear el conocido juego de ¡BOOM!, ya sabéis, ese juego de las bombas en las que has de cortar los cables hasta dejar el correcto. [Por si no os suena, os dejo la página web del programa].

Mi grupo de trabajo y yo nos pusimos manos a la obra con Scratch para poder recrear de la mejor forma posible el juego, modificando las imágenes de las bombas para que tuviesen 4 cables. Nos pasamos bastante rato buscando la forma de poder imitar el sistema de juego hasta que pensamos que una buena solución sería que, al cliclar sobre un cable, desapareciese o explatese la bomba según la respuesta fuese correcta o incorrecta.

Fue un trabajo bastante divertido a la vez que complicado, ya que suponía un reto el comprobar una y otra vez que el mecanismo y las instrucciones funcionasen de forma correcta. Al final, conseguimos un trabajo del cual me siento bastante orgullosa, así que pasaos por Scratch y jugad un par de partidas: ¡BOOM!

Por otra parte, otro evento al cual me gustó ir fue el Tealler de Robótica que organizaron nuestra profesora de Nuevas Tecnologías (María Ángeles) y el profesor Jordi Adell. Este taller me recordó mucho a lo que soliamos hacer en la ESO en la asignatura de tecnología, aunque mi parte preferida, la de montar el robot y escoger qué piezas harán que funciones de una forma más eficiente, no se pudo hacer por falta de tiempo.

Sin duda, el reto al cual nos enfrentábamos no tenía mucha dificultad: el robot tenía que seguir una línea negra y ser capaz de detectar un obstáculo y sortearlo volviendo otra vez a la línea. En sí no parece difícil, pero a mi grupo y sobre todo a mí, nos costó mucho programar el robot. Además de la dificultad de programar el robot de forma que entienda y sepa ejecutar bien las tareas, hubo un problema añadido: nuestro robot se desconfiguraba solo y muchas veces no podíamos enviar el progama del ordenador al robot.

Aún así, fue una experiencia muy enriquecedora, sobre todo para aprender a controlar la frustración (que hubieron muchos momentos en los que parecía imposible conseguir el reto).

Y hasta aquí mi entrada de hoy, espero que hayáis podido aprender algo nuevo. Ya sabéis, cualquier duda que tengáis la podéis dejar en la caja de comentarios para que, en la medida de lo posible, os la resuelva.

Adios! 

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